“Daniel Ortega se quitó la careta y se declaró dictador. Tiene a tres de los candidatos presidenciales más importantes presos. Eso dice que él se quiere robar las elecciones, es más que no van a llegar a elecciones” afirmó María Elvira Salazar, congresista estadounidense luego de las detenciones ilegales que ordenó el régimen de Nicaragua.

Con las últimas acciones perpetradas contra los ciudadanos nicaragüenses el dictador dejó claro su intención de seguir en el poder por encima de la voluntad de quien sea. En América Latina se habla de un proceso de deterioro de la democracia en Nicaragua.

La doctora en ciencias políticas y consultora de política latinoamericana, Constanza Mazzina asegura que cuando entro al poder “Daniel Ortega dio inicio a este proceso de deterioro democrático el cual se caracteriza por la consolidación de todos los poderes del Estado en su partido, en su persona. Asimismo, empezó cada vez más a restringir las libertades al tiempo que escaló la represión y la corrupción”.

La situación que atraviesa el país centroamericano tiene muchas características parecidas a los procesos de establecimiento de un régimen absolutista como los que ocurrieron en Venezuela y Cuba. Mazzina considera que estos dictadores lo que hacen es que “Avanzan sobre los medios de comunicación, el poder legislativo, judicial y finalmente sobre el proceso electoral”, indicó.

Los autócratas al estilo de Ortega tienen una costumbre que parece muy democrática por supuesto, de ingresar a la presidencia legalmente “Esas izquierdas radicales de los años 70 que a partir del retorno de la democracia se dan cuenta de que la regla electoral es una buena forma de llegar al poder justificar y legitimar sus acciones. A partir de allí empiezan a luchar desde adentro a cancelar y a cooptar a las instituciones democráticas” afirma la doctora.

El contexto histórico de Nicaragua ha llevado repetitivamente a establecer una dictadura y se podría decir que la situación actual del país es parte de “una secuencia de gobiernos dictatoriales al estilo cubano”.

“América Latina tiene un problema enorme con el caudillismo y el mesianismo."

Constanza Mazzina- Doctora en Ciencias Políticas y Consultora de Política Latinoamericana

Todo lo que ha ocurrido en estos años del régimen de Ortega es evidencia de un plan para que este se quede indefinidamente en el gobierno y para eso tiene que desarticular la democracia. La doctora Mazzina considera que ese tipo de políticos “usan la democracia, pero no creen en ella. No creen en la división de poderes, ni en los controles, ni en la rendición de cuentas ni en la libertad”.

Las leyes que Ortega creó para justificar las detenciones ilegales

Al “mejor estilo” de las dictaduras de izquierda. Durante el 2020 Daniel Ortega aprobó leyes que allanaran el camino para neutralizar a la oposición y justificar las detenciones ilegales.

Al menos 15 opositores han sido detenidos bajo la ley 1055, iniciativa que asegura supuestamente defender "los derechos del pueblo a la independencia, la soberanía y la autodeterminación para la paz" y que, por lo tanto, persigue a los que denomina traidores a la patria. Para los abogados esta norma resulta ser inconstitucional porque entre otras cosas las leyes no son retroactivas.

Del mismo modo, la Ley de Ciberdelitos o “la ley mordaza” catalogada por los periodistas así por criminalizar el periodismo. Fue aprobada por el Congreso de Nicaragua, el 27 de octubre de 2020, y busca castigar con cárcel a quienes difundan información en los medios de comunicación o en las redes sociales que para el gobierno sea falsa.

Del mismo modo “La ley del 2020 de agentes extranjeros que dice que todo aquel que reciba fondos de personas en el exterior debe presentarse como agente extranjero impidiéndole participar en actividades políticas y aspirar a cargos públicos. Eso es tremendo porque la gran parte de los ciudadanos viven de las remesas de sus familiares que viven en el exterior” asegura la analista.

Más de una decena de encarcelados se suman a lista de empresarios, políticos, activistas y periodistas que han sido silenciados por el régimen Ortega-Murillo que se radicalizó desde 2018. Luego de que estallaron las manifestaciones contra Ortega y que dominó con una brutal represión. Si el mandatario logra mantenerse en el poder completaría 20 años, siendo el presidente más longevo en el poder en la historia de Nicaragua.

Cómo comenzó el proceso de degradación democrática

“En el 2016 Ortega permaneció en el poder con el 72,5% de los votos. En un proceso irregular, porque había una sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, que sacó al principal candidato de la oposición, Eduardo Montealegre, del Partido Liberal independiente y lo dejó sin la posibilidad de ser candidato a la presidencia” indicó la doctora Mazzina.

Daniel Ortega se convirtió en el único candidato importante en los comicios que la oposición catalogó como “farsa electoral”. Con este golpe a las elecciones limpias y justas se dio inicio a ese proceso de consolidación del poder y de cerramiento alrededor de Ortega y de la figura de su esposa se fue escalando cada vez más.

Asimismo, empezó a acaparar el poder local en el país “En ese momento el frente sandinista ganó 35 de 153 alcaldías que se disputan en las elecciones municipales en 2017. Estas son señales de alerta cuando el número ya es tan alto. En el 2016 el sandinismo gana 70 de 84 escaños para el poder legislativo allí se puede ver que algo raro está pasando” precisó Mazzina.

Este proceso electoral permitió lo mismo que ocurría en Venezuela. Estos candidatos de oposición tuvieron la oportunidad de negociar con el régimen, porque llegaban a ser diputados, pero se les impedía desarrollar normalmente su actividad parlamentaria.

América Latina tiene un problema enorme con el caudillismo y el mesianismo esta idea de que Chávez, Ortega o Maduro vienen a reivindicar la histórica lucha de los pueblos. Se eligen presidentes pensando en que vienen a solucionar todos los problemas de una nación, según Mazzina, “El ciudadano latinoamericano tiene un problema con la política y es que es general opera una especie de negación, de democracia delegativa en los representantes nadie se quiere meter, ni participar. Lo que vemos de la tercera ola para acá es que en lugar de subir los mejores terminan llegando los peores”.

En las izquierdas latinoamericanas hay patrones que se repiten y es que “siempre hay actores que juegan a favor del régimen por los réditos políticos o económicos y eso va cerrando el campo de la competencia y va haciendo que cada vez sea más desigual la relación entre gobierno y oposición” asegura la consultora.

La violencia como forma de hacer política es otro de los elementos en común. Para la doctora Mazzina “si se mira la historia de América Latina pienso que no aprendimos nada, de los procesos de cuanto nos costó la democracia”.

La injerencia de Cuba y Venezuela

En el caso de Venezuela se ha comprobado la presencia de agentes de inteligencia y militares cubanos y la cercanía del régimen de Nicolas Maduro con ellos es más que evidente. En el caso de Nicaragua también la amistad con Hugo Chávez, y por supuesto con el actual gobierno bolivariano, permanece.

“No quiero caer en teorías conspirativas, pero yo estoy completamente segura, primero de la influencia de Cuba en toda América Latina, como en los años 70 con el tema de la expansión del apoyo a la revolución y el apoyo a las guerrillas. Como lo sigue habiendo se intensificó a partir del año 2000 con la diplomacia petrolera de Chávez. Porque el con sus petrodólares repartiendo y apoyando candidatos y ONG en la Región” opinó la consultora política.

Se ha dicho que la intención claramente es “desestabilizadora frente a un ciudadano cada vez más apático y desinteresado de la política. Pues hay un trabajo de las diplomacias cubana y venezolana. También vi mucho del apoyo que recibían los manifestantes en Colombia por parte de Venezuela”.

Sin embargo, se habla de otro actor importante en este tema y es “la influencia China en toda la Región. Yo estuve investigado algunos datos sobre el trabajo China en América latina apoyando persona y partidos políticos de nuestros países, hay mucho dinero en eso” asegura Mazzina.

Las sanciones impuestas por lo Estados Unidos y otros organismos internacionales

Las sanciones impuestas por EE.UU. o los organismos internacionales han resultado insuficientes para detener a dictadores como Ortega que han acabado con la democracia real. Pero también hay que ver la responsabilidad que tiene “la comunidad latinoamericana, no tenemos ningún mecanismo de enforcement. A cuarenta años del regreso de la democracia no hay forma de sancionar cuando estos países se desvían del camino democrático”.

La doctora Mazzina cree que el problema no son las sanciones que pone EE.UU. sobre personas, en particular de Nicaragua o Venezuela, sino que los ciudadanos latinoamericanos ni siquiera con el voto han castigado el mal proceder. Todo esto ha traído las distintas formas de fraude en Nicaragua, así como en Venezuela.

Además, considera que sería bueno que toda la región se involucrara en la protección de la democracia, así como en los años 80 estuvo el grupo contadora que ayudó a la pacificación de Centroamérica. América latina debió aprender lo frágil que es la democracia y lo importante que es protegerla en los todos los países del hemisferio y poner toda su energía en protegerla, no creando nuevos e inoperantes organismos, porque ya se ha hecho y por montones, que al final derivan en “reunionismo” y nada de acción.

El problema de Nicaragua es estructural y profundo. Al igual que en Venezuela y Cuba lograr recuperar la democracia será un proceso bastante difícil debido a la violencia y represión. Reformar las instituciones y lograr que cumplan con el deber de velar por la protección de los derechos de los ciudadanos es una tarea titánica que solo lograrían la oposición y la ciudadanía en unidad, con el apoyo de la comunidad internacional.