ENA 2022: otra justificación para el ordenamiento del territorio alrededor del agua, propuesta del actual gobierno Petro
Las conclusiones científicas del más reciente Estudio Nacional del Agua (ENA), publicado el año anterior, justifican también el ordenamiento del territorio alrededor del agua, propuesta del actual gobierno: no es pretencioso el ENA-2022 cuando afirma literalmente que sus consideraciones “resultan esenciales como insumo para diálogos sociales, acuerdos gremiales, estrategias territoriales y, definitivamente, son el pilar técnico científico para el “Ordenamiento Territorial alrededor del Agua”, eje de transformación del actual PND.
El ENA-2022 realizado por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), como los anteriores correspondientes a los años 1998, 2000, 2004, 2008, 2010, 2014 y 2018, tiene como propósito “actualizar la evaluación integral del agua a nivel nacional, con el objetivo de efectuar un seguimiento de su estado y dinámica e identificar escenarios futuros que orienten la toma de decisiones estratégicas basadas en información y conocimiento y, adicionalmente, servir de referente para la evaluación regional, local y sectorial del agua”, abordando con profundidad la interrelación entre las diferentes áreas de conocimiento, hidrología, meteorología, ecología, geología, economía y química, principalmente, logrando una aproximación ambiental al conocimiento de la realidad del país”.
Por espacio, este columnista solo aborda algunos de sus resultados, no sin antes advertir que todos son muy relevantes para el futuro del país.
En cuanto a la disponibilidad y variabilidad del agua superficial en Colombia, aunque el ENA-2022 ratifica que, según el índice de aridez (I.A.), nuestro país cuenta con una gran riqueza hídrica, ya que cerca del 90% de su territorio se encuentra ubicado en la categoría entre moderado a altos excedentes de agua, en la zona que se extiende desde los departamentos de Córdoba, Sucre y Norte de Santander hasta La Guajira (con excepción de la Sierra Nevada de Santa Marta) se concentran las áreas deficitarias, hídricamente hablando, haciendo esta región muy vulnerable a la degradación. Y por contera, alrededor de los grandes asentamientos poblacionales como Medellín, Bucaramanga, Tunja, Bogotá, Neiva y Cali, se reconocen zonas con déficits en la categoría de moderado a deficitario.
En cuanto al Índice de regulación hídrica (IRH), que evalúa la capacidad de la cuenca para mantener y regular un régimen de caudales, la cual está limitada por la interacción del sistema suelo-vegetación, aunque los resultados son similares a los que arrojó el ENA-2018, dado que no se ha aumentado la disponibilidad de estaciones hidrológicas, se recomienda “la gestión adecuada de la tierra como enfoque eficaz para mejorar la regulación de la cantidad de agua, por lo cual el IRH es de gran utilidad para la priorización de estas acciones”.
En cuanto a la dinámica glaciar e hídrica altoandina, el ENA 2022 recomienda (por la importancia del sistema glaciar colombiano como indicador de cambio climático en la zona ecuatorial, así como la dinámica hídrica en la alta montaña colombiana que aporta gran parte del agua que demanda la población) “mantener y expandir los sistemas y redes de monitoreo, dada la diversidad geográfica de la alta montaña, con el fin comprender las relaciones hídricas, más que todo entre el páramo y el bosque altoandino”. En este aspecto, los accionantes de la Sentencia T-361 (2017) de la Corte Constitucional hemos recomendado, una y otra vez, la realización de los estudios hidrológicos e hidrogeológicos, pues estos demostrarían la conexión de los páramos con sus ecosistemas circunvecinos complementarios, como el bosque andino, en contravía de los proyectos de megaminería que, los gobiernos anteriores subordinados a una visión minera, quisieron aprobar, a toda costa, en estos vitales y estratégicos ecosistemas.
En lo referente a las aguas subterráneas encontramos, quizá, la principal debilidad. Según el ENA-2022, Colombia no cuenta con información suficiente sobre el uso o la gestión de sus aguas subterráneas; es decir, no se conocen aspectos fundamentales como la oferta y la demanda de estas. El ENA-2022 advierte sobre las numerosas complejidades que tienen estos estudios y el desconocimiento de lo que ellas implican, por ejemplo, el que las aguas subterráneas pueden ser recursos renovables o no renovables: “Hay acuíferos o sectores del país donde se extrae agua que no está conectada con el régimen de precipitación actual (acuíferos confinados); son zonas en donde se está haciendo una “minería del agua, porque cada metro cúbico que se explote o se consuma no se va a renovar por procesos naturales”.
La información reportada sobre nuevos estudios hidrogeológicos adelantados en jurisdicción de las respectivas entidades ambientales es escasa, lo que evidencia la falta de gestión que adelantan en el tema de aguas subterráneas. “Basado en lo anterior, el país tiene la necesidad de acelerar las estrategias para mejorar la información sobre aguas subterráneas con la articulación de entidades. También es preciso contar con un monitoreo de aguas subterráneas, el cual debe ser permanente, sistemático y riguroso (atender protocolos de muestreo y seguimiento) para los diferentes actores sociales, gremiales e institucionales”, recomienda el ENA-2022.
En Hidrología isotópica, importante herramienta complementaria para comprender mejor los factores ambientales que rigen las complejas interacciones y conexiones entre aguas subterráneas y superficiales, Colombia tiene otra gran debilidad.
El ENA-2022 ilustra “como en la mayoría de las cuencas hidrográficas, las aguas subterráneas y superficiales están conectadas hidráulicamente: los ríos recargan los acuíferos o estos últimos proporcionan un caudal base a los ríos. Humedales y lagos también suelen tener algún vínculo con los acuíferos.
Comprender esta conectividad de manera adecuada es fundamental para una gestión eficaz de los recursos hídricos. El tipo de conexión entre aguas superficiales y subterráneas cambia con frecuencia tanto en el espacio como en el tiempo. Por ejemplo, un río que en la parte alta de una cuenca recarga un acuífero puede, a su vez, ser alimentado por aguas subterráneas en la parte baja de la cuenca, explica el ENA-2022”. “El agua subterránea es el componente más desconocido del ciclo del agua”, sentencia el ENA 2022.
En cuanto a los usos del agua en Colombia, según el ENA-2022, persiste la necesidad de consolidar y unificar fuentes, y de mejorar la coherencia y estabilidad metodológica y conceptual en las fuentes de información oficial y disponible sobre los usos sectoriales del agua.
En la medición de la calidad del agua en Colombia aunque se cuenta con información para el análisis de las condiciones de la calidad del agua de la red nacional, la información sigue siendo muy limitada a nivel nacional; por tanto, “se requiere continuar con la formulación de los Programas Institucionales Regionales del Monitoreo del Agua (PIRMA) para fortalecer el monitoreo y estructurar un sistema que amplíe la cobertura temática y geográfica, y que se oriente a generar datos suficientes y adecuados para los diferentes niveles de planificación, gestión y toma de decisiones sobre el recurso hídrico”, sugiere el ENA-2022.
Preocupan la reflexiones que hace el ENA-2022 sobre el uso del mercurio en la actividad aurífera, pues “no se puede hacer un análisis integral sobre la utilización de éste y su incidencia en la calidad del recurso hídrico, debido, entre otras, a que los sistemas de información actuales no garantizan un monitoreo continuo temporal y espacialmente, que impide generar análisis comparativos en diferentes periodos de tiempo y zonas que permitan evidenciar cambios asociados al uso de esta sustancia; parte de las mediciones de mercurio se realizan directo sobre las fuentes hídricas (en estos casos, los resultados de mercurio están por debajo del límite de detección, ya que el mercurio sedimenta y no es detectado en las muestras de agua); dificultades de accesibilidad a ciertas zonas para hacer las mediciones por lo cual no se puede hacer un diagnóstico completo en todo el país; carencia de una plataforma para el reporte y centralización de la información para consolidar la información a nivel de todo el país, y la falta de normatividad en Colombia que no permite establecer si las concentraciones de mercurio detectadas en las muestras sobrepasan un determinado límite que genere afectaciones en los ecosistemas. En las condiciones actuales, las mediciones permiten reportar el uso de esta sustancia que está prohibida, pero no logran determinar su impacto en el recurso hídrico”.
En cuanto a la susceptibilidad al desabastecimiento hídrico en municipios por temporada seca hay identificados 565 municipios que, a través del tiempo y al menos en una ocasión, han presentado contingencias en la prestación del servicio de acueducto por la ocurrencia de periodos secos.
“Departamentos como Magdalena, Cesar, La Guajira, Risaralda, Bolívar, Sucre, Córdoba, Guaviare, Tolima, Atlántico, Norte de Santander, Santander, Valle del Cauca, Quindío, Boyacá, y el departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, han sido históricamente los departamentos más susceptibles, con una afectación en al menos el 50% de sus municipios, y al evaluar la distribución de los 565 municipios identificados en los 26 departamentos afectados, se concluye que Boyacá, Cundinamarca, Santander, Bolívar y Tolima concentran la mayor cantidad de municipios susceptibles al desabastecimiento hídrico en temporada seca”.
“Se evidencia que departamentos como Bolívar, Cundinamarca, Córdoba, Boyacá y Santander tienen la mayor participación respecto al total de municipios afectados. En el análisis de recurrencia y área de afectación (urbana, rural o mixta) se resalta que las mayores recurrencias se tienen en los departamentos de Bolívar, Cesar, Córdoba y Santander”.
“En cuanto a las cuencas abastecedoras de acueductos municipales bajo condiciones hidrológicas de año seco, el número de cuencas abastecedoras analizadas donde la demanda por uso doméstico supera la oferta disponible (IUA crítico) se incrementan a 9. Los municipios de Pasto (río Pasto), Popayán (río Las Piedras), Santa Marta (ríos Gaira y Manzanares), Ibagué (río Combeima), Santiago de Cali (río Cali), Duitama (río Surba), Floridablanca (Río Frío) y Bucaramanga (río Tona) son los más afectados”.
“Por último, con respecto al índice de vulnerabilidad hídrica por desabastecimiento, para condiciones hidrológicas promedio se identificaron diez cuencas abastecedoras que tienen “alta” vulnerabilidad al desabastecimiento y una en categoría “muy alta”, perteneciente al municipio de Floridablanca, en Santander”.
En conclusión, el ENA 2022 se constituye en otro argumento muy válido, a manera de justificación, para el ordenamiento alrededor del agua (propuesto por el actual gobierno, como primer eje de transformación en su plan nacional de desarrollo), y dada su importancia y trascendencia debería convertirse en política de Estado, no sólo en bandera de la actual administración.
Fuente Imagen: https://www.ambienteysociedad.org.co
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