Presidente de Chile ordena militarizar región sur por conflicto con mapuches
El presidente de Chile Sebastián Piñera decretó el estado de excepción y la militarización de una zona del sur del país austral debido a los constantes ataques a la infraestructura, incendios intencionales y violentos enfrentamientos con indígenas mapuches, los cuales reivindican tierras ancestrales.
El mandatario justificó esta medida debido los graves y reiterados hechos de violencia acaecidos en la región sur. Según Piñera estos hechos tendrían relación con grupos dedicados al narcotráfico, al terrorismo y al crimen organizado. La medida abarca las provincias de Biobío y Arauco, en la región de Biobío, y Malleco y Cautín, en la Araucanía.
Se espera el despliegue de unos 2.000 efectivos militares.Entre las nuevas competencias que tendrán las Fuerzas Armadas se encuentran el apoyo logístico, tecnológico, de comunicaciones, de vigilancia y patrullaje "a los procedimientos policiales que se desarrollen en las zonas declaradas en Estado de Emergencia", señaló el gobernante.
Falta de diálogo
Mientras políticos y parlamentarios de derecha apoyaron la decisión —señalando que el gobierno "por fin" los había escuchado—, otros sectores de izquierda y agrupaciones mapuches aseguraron que la presencia del ejército solo va a incrementar el conflicto.
La falta de solución a los reclamos mapuches de restititución de tierras ha provocado una escalada de violencia en la última década, con ataques incendiarios a predios privados y camiones. "Los habitantes de estos territorios viven con constante temor y con una profunda sensación de indefensión, lo que causa un enorme daño, no sólo a las víctimas directas, sino que también a los que se sienten amenazados y a todos los chilenos", añadió.
Una mayoría de los mapuches viven en la pobreza y han visto reducidas sus tierras ancestrales ante la expansión de la próspera industria maderera, responsable del 8% de las exportaciones. Las regiones de Biobío y La Araucanía, situadas a unos 600 km al sur de Santiago, son una fértil área de más de 55.000 km2 con cultivos agrícolas, extensos bosques y volcanes nevados, donde viven 2,7 millones de personas.
"Los habitantes de estos territorios viven con constante temor y con una profunda sensación de indefensión".
Sebastián Piñera. Presidente de Chile.
¿De dónde surge el conflicto?
Hay una serie de razones que explican el conflicto mapuche. Y una de ellas tiene que ver con la falta de reconocimiento hacia este pueblo desde que se creó el Estado de Chile.Para solicitar la nacionalidad portuguesa, la persona debe tener más 18 años y probar su condición de descendiente de los sefardíes originarios de España o Portugal. Para esto, deberá solicitar un certificado a las comunidades judías de dicho país (ya sea la de Oporto o Lisboa). Es importante destacar que, si la persona es judía, las pruebas que pueden acreditar el origen sefardí suelen ser las actas de nacimiento, actas de matrimonio o documentos de inmigración de sus antepasados al país de acogida (indicando la religión del inmigrante). Cabe recalcar que, si el usuario no es judío, será necesario que presente tanto un árbol genealógico como un informe genealógico del interesado (con aportación del mayor número de partidas de nacimiento, matrimonio, defunción, partidas de bautismo) todo ello, con el fin de conectarle con un antepasado que fuera converso sefardí de manera clara.
El actual conflicto entre el pueblo mapuche y el Estado de Chile tiene su origen en 1866, año en que por ley se determinó que todos los territorios al sur del Biobío pasaban a ser de propiedad fiscal. Dicha disposición contravenía más de tres siglos de política colonial y republicana, que a través de sucesivos Parlamentos, estableció la soberanía colonial y republicana sobre los territorios indígenas, a cambio del reconocimiento a las comunidades mapuches de la completa autonomía territorial y de autogobierno local. El último Parlamento fue celebrado en Tapihue en 1825 en el que se firmó un Tratado de Paz entre la joven República y el Lonko Francisco Marihuán, donde se señala de manera explícita que “el Biobío es la línea divisoria entre estos dos nuevos aliados hermanos”.
Desde 1866 comienza la penetración del Estado sobre el territorio mapuche, con un fuerte apoyo del Ejército. La finalidad declarada es incorporar esos vastos territorios a la economía agrícola nacional, promover la inmigración europea y civilizar a un pueblo que vivía en la barbarie. La resistencia indígena no fue capaz de enfrentar a un Ejército moderno y la última sublevación fue derrotada en Temuco en 1881.
Se inaugura el proceso llamado de Radicación que entre 1883 y 1930, significó la concesión de Mercedes de Tierras a Lonkos y sus comunidades, especialmente entre los ríos Biobío y Toltén, sobre una mínima parte de las superficies que habían poseído ancestralmente. De unos 5 millones de hectáreas las comunidades fueros reducidas a unas 500 mil, con lo que destruyó una próspera economía ganadera que se había desarrollado desde el siglo XVIII. Allí comienza el origen de la pobreza indígena. Los ímprobos esfuerzos “civilizatorios” y la política de asimilación del pueblo mapuche a una mítica uniformidad étnica y cultural de la nación chilena han fracasado estrepitosamente. Después de 137 años de la culminación de la ocupación militar, el Pueblo Mapuche mantiene, e incluso refuerza su identidad, no solo en los territorios ancestrales, sino en todas las ciudades de Chile, donde viven y trabaja la mayoría. Si el Estado no recoge, procesa y negocia sus demandas de reparación y reconocimiento, no habrá paz, convivencia civil y progreso en la Araucanía.