Una reciente polémica se presentó entre el dueño de la red social X, Elon Musk, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, tras la orden de la Corte Suprema de Justicia de ese país, que ordenó censurar unas cuentas de opositores políticos al gobierno. X decidió no acatar dicha orden, alegando los principios de la libertad de expresión, lo que llevó a la orden de cierre de la plataforma.

El 18 de septiembre, la red social volvió a estar ampliamente accesible en Brasil gracias a una maniobra técnica que permitió eludir el bloqueo. Sin embargo, la decisión de clausurarla ha generado un intenso debate sobre los límites de la libertad de expresión y la responsabilidad de las plataformas digitales.

Samir Estefan, experto en tecnología y cofundador de TECHcetera, expresó en una entrevista exclusiva con VISIÓN cómo la adquisición de X por parte de Musk ha influido en el contenido y la dirección política de la red, inclinándose hacia posturas de extrema derecha.

Este cambio ha puesto en el centro de la discusión aspectos como la censura, la veracidad de la información y la responsabilidad de los usuarios acerca de los contenidos que difunden en redes sociales, especialmente cuando se trata de la difusión de discursos que pueden incitar al odio o propagar desinformación.

Estefan analizó las consecuencias que este conflicto podría tener no solo para X, sino también la necesidad de establecer un marco normativo que regule el uso de estas plataformas, considerando que las redes han sido utilizadas como herramientas para deslegitimar procesos democráticos y avivar tensiones sociales.

VISIÓN: ¿Cuál cree que es la razón principal por la que se tomó la decisión de cerrar la red social X?

Samir Estefan: Si miramos el contexto en el que se mueve Elon Musk en este momento, en relación con sus posiciones políticas en Estados Unidos y el apoyo que le está brindando no solo al Partido Republicano, sino al expresidente Donald Trump, es claro que desde que adquirió la red social ha virado hacia la extrema derecha. Además, ha extrapolado esa postura hacia un país como Brasil, donde el expresidente Jair Bolsonaro es un gran aliado de Trump.

Aquí la discusión de fondo tiene que ver con la terminología que utilizamos en el día a día. ¿Es esto censura o estas cuentas están compartiendo y propagando información que se ha confirmado como falsa, y Musk debería cerrarlas o suspenderlas?

Estamos hablando de un modelo de libertad de expresión, como menciona el dueño de X, o de la libertad de amplificación de un mensaje. Es muy diferente decir lo que yo quiera con fines políticos y difundirlo sabiendo que es mentira.

Musk está jugando la carta de la extrema derecha y, por otro lado, la de la libertad de expresión, que significa cosas muy diferentes en cada país. En Estados Unidos, está consagrada en la Constitución, pero allá la entienden de una manera muy distinta a la de otros gobiernos.

Aquí tenemos un debate muy interesante sobre cuál debería ser el camino para tipificar estas actitudes en un contexto global. Las acciones de Musk en EE. UU. tienen una connotación, pero su posición en Europa es más similar a lo que estamos viendo en Brasil.

En ese continente, también está enfrentando decisiones gubernamentales y judiciales que lo están poniendo contra las cuerdas, tal como ocurrió en Brasil, donde la Corte Suprema dictaminó el cierre de la red social hasta que se subsanen las faltas.

VISIÓN: ¿Qué significa el discurso de odio que se ha mencionado en relación con los opositores de Lula?

S.E.: La definición de los mensajes de odio que presentaron los abogados tiene que ver con lo que se cree que incita al odio. Si esto sucediera en un contexto como el colombiano, quienes se sintieran agredidos pedirían lo mismo, porque no eran mensajes políticos, sino llamados a la violencia con connotación política, en relación con unas elecciones relativamente recientes.

Algo similar ocurrió el 6 de enero en EE. UU. con un grupo de partidarios que no estaban de acuerdo con los resultados electorales y que creían que les habían robado las elecciones.

Las redes sociales tienen una gran responsabilidad. El derecho a expresarnos libremente no implica que podamos incitar a la violencia o mentir.

VISIÓN: ¿Hasta qué punto se debe establecer un control en las redes sociales?

S.E.: Yo creo que debe haber lo que en inglés se conoce como accountability, es decir, lo que digo debe tener consecuencias. Si estoy mintiendo y amenazando a otras personas, debería tener la misma validez que si lo hiciera en persona.

Lamentablemente, con el auge de las redes sociales, especialmente plataformas como Twitter, donde ni siquiera es necesario poner el nombre real, la gente se ha excedido en lo que dice, y esto ocurre de ambos lados, no es un tema de derecha o izquierda.

Por lo tanto, si alguien quiere expresarse, debe hacerlo con educación y certeza de que lo que dice es verdad, pero sobre todo debe poner la cara. Nadie está pidiendo el arresto de los dueños de las cuentas, sino que los abogados y fiscales han solicitado su cierre para evitar la difusión de mentiras.

VISIÓN: Algunos analistas en Brasil y Latinoamérica han dicho que en este caso se trataba solo de opositores al gobierno. ¿Qué opina?

S.E.: No se están cerrando las cuentas por ser opositores, sino por la información que compartieron. Se puede hacer un paralelo con Estados Unidos, donde la cuenta personal del expresidente Trump fue bloqueada por incitar al odio y difundir falsedades.

La gente se siente más afectada porque creen que es una persecución política. Nadie está pidiendo que arresten a estas personas, pero lo que dicen puede generar problemas, como ya vimos en Brasil tras las elecciones.

VISIÓN: ¿Cree que la medida del gobierno de cerrar la red social es apropiada o excesiva?

S.E.: Yo creo que la compañía ya ha recibido suficientes lineamientos para determinar cómo cumplir con la ley. Si deciden no hacerlo, es porque tienen su propio código de ética. Además, si miramos cómo ha cambiado la postura de X desde la compra por Musk, creo que el gobierno tiene derecho a decir que si no se pueden acatar las reglas, no pueden operar. No es muy diferente de lo que hacen otros gobiernos como el de EE. UU. o China con las redes sociales. Lo mismo ocurre en Europa, donde se está levantando la mano para exigir salvaguardas que garanticen un discurso constructivo y eviten problemas graves.

VISIÓN: ¿Cree que el gobierno de Lula podría estar aprovechando la situación para cerrar la red social y ocultar acciones incorrectas?

S.E.: Pero quien decidió no eliminar esas cinco cuentas fue Musk, no estamos hablando de millones de usuarios; X tiene 20 millones de usuarios en Brasil.

No es que Lula mandó a cerrar la red social, sino que un fiscal solicitó la suspensión. Musk no quiso clausurar las cuentas porque cree que el movimiento de derecha de Bolsonaro necesita poder hablar. Es un concepto muy diferente a decir que Lula no quiere que se sepa lo del pasado.

Las redes sociales han servido durante muchos años para denunciar acciones. Sin embargo, hemos llegado a la era de la posverdad, donde cualquiera dice lo que quiere sin consecuencias. El mayor castigo que hemos visto es una retractación pública a las dos de la mañana, como en el caso de una congresista en Colombia que, tras mentir durante meses, solo emitió un breve tuit retractándose.

VISIÓN: ¿Cree que Musk ha manejado su red social desde su punto de vista político? ¿Es adecuado?

S.E.: Al final, lo que debe aceptar es que para operar en un país se deben cumplir las leyes. Si no le gustan, puede optar por ayudar a cambiarlas mediante un discurso educado o simplemente decidir no operar allí.

VISIÓN: ¿Cuál sería la consecuencia para X de lo que está pasando en Brasil?

S.E.: X no está en su mejor momento. Ha perdido cerca del 90% de sus ingresos y tiene altos costos operativos que hoy no cubre. Musk está jugando una carta para seguir siendo relevante, pero la red se ha ido a los extremos, sobre todo hacia la ultra derecha en EE. UU. No sé si la compañía pueda sobrevivir perdiendo un mercado tan grande como el de Brasil.