“Se hizo elegir democráticamente para destruir la democracia desde adentro”: senadora Paola Holguín sobre Petro
En los últimos dos años, el Gobierno de Gustavo Petro ha suscitado intensos debates, críticas y análisis, a raíz de su gestión de dos años y dos meses en la presidencia. Comenzó su mandato abogando por el cambio y logró ser elegido con 11,5 millones de votos, convirtiéndose en el primer gobierno de izquierda en Colombia.
En entrevista exclusiva con VISIÓN, la senadora y precandidata presidencial del Centro Democrático, Paola Holguín, nos presentó un balance crítico de esta administración, señalando una serie de desaciertos que, según ella, han minado tanto la legitimidad del gobierno como la seguridad del país.
Este mandato ha estado enmarcado en medio de los escándalos de corrupción que han rodeado a miembros del gabinete y de la campaña presidencial, hasta las reformas económicas y sociales que buscan una mayor estatización.
La senadora Holguín manifiesta su preocupación por los desafíos que enfrenta Colombia en términos de democracia y crecimiento económico, entre otros aspectos. Sin embargo, se muestra optimista y asegura: “Tengo toda la fe de que lo vamos a lograr y que vamos a dejar las divisiones atrás y construiremos esa Colombia posible; estoy segura de eso”. De lo anterior se concluye que, según Holguín, el presidente “nos está obligando a varias cosas importantes: la primera, a unirnos a pensar en el país por encima de ideologías y partidos, y la segunda, es que nos está obligando a dar debates de fondo sobre temas que antes no discutíamos”.
VISIÓN: ¿Cuál es su balance acerca de más de dos años de Gobierno del presidente Gustavo Petro?
Paola Holguín: El balance es muy negativo, incluso desde la elección y durante estos 24 meses, porque este es un Gobierno que ha perdido la legitimidad y la legalidad debido a los escándalos de sus familiares y algunos integrantes de la campaña de Gustavo Petro, donde se ha puesto en evidencia la violación de topes de campaña, la financiación indebida, falsedad en documento público y falsedad procesal.
Sobre estos elementos, la Fiscalía General de la Nación, el Consejo Nacional Electoral y la Comisión de Acusaciones están adelantando investigaciones, y esto ya deja en entredicho la elección. Ahora, en lo referente al Gobierno en estos 24 meses, el presidente ha querido hacer una serie de reformas cuyo único fin es estatizar los distintos sectores como la salud, el sistema pensional y la educación. ¿Cuál ha sido el resultado? Lo que no han logrado pasar en el Congreso lo están reformando de facto, a través de la asfixia fiscal.
Entonces, la reforma a la salud no pasó; lo que han hecho es restringir los pagos, no revisar la UPC, y eso ha llevado a que se intervengan y se ponga en aprietos a las EPS. Es decir, no se acaban por medio de un proyecto de ley, pero sí por medio de ese tipo de medidas.
En el tema pensional, tenemos una angustia y es que “mataron el pollo aliviado para darle caldo enfermo”, como dicen en mi tierra. Porque el problema es Colpensiones, no los fondos privados, y lo que están haciendo es quitarle recursos para llevarle a Colpensiones.
Están adelantando una reforma laboral que, como lo ha dicho la propia ministra del trabajo, no va a generar empleo, y el Banco de la República afirma que se puede perder más de 400.000 empleos.
La economía, como usted decía al comienzo, está teniendo grandes dificultades; ha caído la inversión, las exportaciones, y eso se da porque no hay seguridad física ni jurídica.
La apuesta por seguridad humana y Paz Total fracasó. Hay un debilitamiento de la fuerza pública, un control cada vez mayor de las estructuras criminales, y estamos regresando a cifras que no veíamos hace décadas. Por ejemplo, el ministro de Defensa reconoció que el secuestro ha crecido en un 70% en estos 2 años; el año pasado tuvimos más de 330 secuestros, una cifra que no tenía Colombia desde hace más de una década; creció casi un 30% la extorsión; aumentó el número de menores reclutados forzosamente, con un punto muy delicado, y es que un altísimo porcentaje, casi el 70%, de ellos pertenecen a comunidades indígenas que son de especial protección.
Entonces, yo creo que la elección y el panorama son bastante negativos, y eso además tiene una consecuencia: el Gobierno, como ideológicamente es tan radical, está tratando de pensar mucho la institucionalidad, y eso también debilita el sistema democrático y el Estado de derecho.
VISIÓN: La senadora es experta en temas de seguridad y defensa, y por eso quiero hacerle una pregunta: ¿Cuáles son los desaciertos en los que ha caído el Gobierno Petro en cuanto al manejo de la Paz Total?
P.H.: Frente a este tema hay varios problemas. El primero es que hoy no existe para todas las mesas de negociación un marco jurídico. La Corte Constitucional, hace pocos días, emitió por fin la sentencia y allí se establecen algunos puntos importantes. Entre ellos, que no hay una ley vigente para el sometimiento a la justicia y los únicos competentes para hacer la ley de sometimiento son los congresistas.
Entonces, si quieren un marco jurídico para negociar, necesitan llevar una ley de sometimiento al Congreso. Tenemos un problema y es que hay múltiples mesas de negociación: con las FARC y el Estado Mayor Central, los dos grupos de disidencia; el de Iván Márquez e Iván Mordisco. Por otro lado, con el ELN están suspendidos los diálogos por ahora; se está negociando con estructuras criminales en Buenaventura y en Quibdó; se está haciendo una conversación socio-jurídica con la gente de la Oficina; también hay acercamientos con Los Pachenca y el Clan del Golfo.
El primer problema es que a todos se les está dando el mismo tratamiento y, sin que ninguno mereciera, se les está dando reconocimiento político. Segundo, no hay claridad ni en el marco jurídico, ni en las agendas, ni en los tiempos, ni en quiénes o qué están negociando.
Tercero, se están levantando órdenes de captura con un agravante frente a los miembros de las FARC; incluso, a pesar de ser arrestados en flagrancia, quedaron libres. Me refiero a los miembros de las FARC que se estaban movilizando en vehículos de la UNP y fueron capturados en Antioquia. También se levantó la orden de captura de “Chiquito Malo”, que es miembro del Clan del Golfo. Lo que vemos es que, además, a muchos los están nombrando gestores de paz, pero continúan delinquiendo.
Ahora resulta que miembros de los paramilitares que estaban en la Ley de Justicia y Paz ahora Petro los nombró gestores de paz y reabrió una mesa paralela de negociación con un proceso que ya estaba avanzando en la justicia por otro lado.
Hay muchas dificultades, y lo más grave es que estas estructuras están recibiendo una serie de beneficios, pero ninguna ha demostrado voluntad de paz; todos se mantienen en el negocio del narcotráfico, el secuestro, la extorsión, el desplazamiento forzado en otros delitos, como la minería ilegal.
Cada vez tienen más control del territorio. El Clan del Golfo, por ejemplo, ha casi duplicado su presencia en municipios en Colombia, y algo similar está pasando con el ELN, las FARC y otros grupos armados organizados.
Entonces, la pregunta que nos hacemos todos es: ¿De qué se trata la Paz Total? Porque parece que fuera paz para que delincan las estructuras criminales, pero no para los ciudadanos que siguen padeciendo los delitos.
VISIÓN: El país venía de una situación difícil de violencia desde el gobierno anterior, sin avanzar mucho en la implementación del Acuerdo de Paz. El último informe del Instituto Kroc muestra que, en los dos últimos años, se ha presentado el menor avance en asuntos pendientes del Acuerdo desde que empezó la implementación. ¿Por qué, si el interés del Gobierno es supuestamente establecer la Paz Total, ha sido tan lento el proceso de implementación?
P.H.: Hay varias cosas. Es bastante particular que algunos miembros de la FARC que se sometieron en el proceso de La Habana han dicho que se sentían más seguros en el gobierno del expresidente Iván Duque que en el de Petro. Para mí, este es el Gobierno que menos ha avanzado en la implementación de los Acuerdos, y de hecho viene pidiendo más tiempo. Pero más allá de eso, todos los colombianos deberíamos hacernos varias preguntas.
La primera es sobre la legitimidad y la legalidad de los Acuerdos, porque ellos se sometieron a la refrendación popular; ganó el No y los impusieron a través de una proposición en el Congreso que no tiene ningún valor jurídico. La segunda, lamentablemente lo que vemos hasta hoy es que las FARC se ha beneficiado con las curules, la financiación del partido, las emisoras y una serie de prebendas, pero ¿dónde está la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición?
Un caso emblemático y vulgar es el de Iván Márquez. Él tuvo una primera desmovilización con las FARC, fue representante a la Cámara a raíz de ese proceso, luego fue negociador de La Habana, y cuando se firmó el acuerdo, volvió a delinquir. Ahora, como comandante de la Segunda Marquetalia, de nuevo está sentado en un proceso de negociación. La pregunta es: ¿eso es serio? Una puerta giratoria donde los criminales reciben una serie de beneficios, vuelven a violar la ley, vuelven y se someten; creo que eso es una burla.
La inmensa mayoría de colombianos se cuestionan: ¿por qué siempre para los bandidos hay beneficios y para los ciudadanos buenos cuándo? Para el que madruga a trabajar para luchar por su familia, que nunca ha tomado las armas, ¿cuándo va a ser importante para el Estado? Las víctimas de esas estructuras criminales, ¿cuándo van a hacer de verdad el centro, porque siempre son los victimarios? Creo que ahí hay muchos temas que el país debería revisar y tomar en serio.
VISIÓN: En el ámbito internacional, Petro ha sido muy activo, focalizado sobre todo en temas como medioambiente, transición energética, política de drogas y la paz total. ¿Considera que ha cambiado negativamente la forma en que perciben a nivel internacional a Colombia? ¿Cómo califica su posición ante la situación política venezolana y el dictador Nicolás Maduro?
P.H.: Creo que hay un gran retroceso en la tradición de Colombia respecto al manejo de las relaciones internacionales, serio, democrático y republicano, que había llevado, además, a que fuera reconocida en el concierto internacional.
Nuestro país es miembro fundador de la ONU y la OEA. Hoy vemos que las relaciones internacionales se direccionan con un criterio de afinidad ideológica que raya en la complicidad criminal. ¿Por qué hago esa afirmación? Por la actitud, por ejemplo, que se tiene frente al tema del narcodictador Maduro, su régimen y lo que sucedió en las pasadas elecciones.
Petro, Lula y AMLO, que era el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, trataron de escudar su complicidad con el régimen solicitando las actas. Es un poco irónico porque fueron públicas 24 horas después de la elección, y eso lo corroboró la OEA y el Centro Carter. A pesar de eso, hasta hoy no han querido reconocer la evidente victoria de Edmundo González. Además, Petro, desde mayo de 2023, no adelanta políticas para la regularización de los venezolanos en Colombia.
Lo hemos visto muy duro con el Gobierno de Israel y no ha dicho nada contra el terrorismo de Hamas y Hezbollah. También muy duro contra el Congreso peruano, que lo declaró persona non grata y muy cómplice de Castillo, quien intentó dar un golpe de Estado.
Además, ha sido un Gobierno impreciso, para no decirle mentiroso, por ejemplo, con el discurso ambiental y de cambio climático. En los últimos dos años hemos caído 10 puestos en el índice global de transición energética. Es relevante aclararles algo a los colombianos: nuestro país aporta el 0.57% de los gases invernadero a nivel global; es decir, así Petro se crea el “capitán planeta”, si nosotros llevamos a cero las emisiones, casi que no tiene ningún impacto ambiental.
A pesar de eso, Colombia, en un gesto de enorme responsabilidad, venía avanzando en todos los temas de carbono neutralidad y transición energética. En este periodo presidencial hemos retrocedido.
Él habla de energías limpias, pero en la última reforma tributaria pasó el impuesto de la energía eólica y solar de 1% al 6%, y también acabó con la exploración y explotación de gas, que es un energético limpio con baja emisión de partículas.
Él expresa en sus discursos la importancia de la transición, pero en realidad lo que está poniendo en riesgo es la seguridad energética de Colombia. Ha sido un discurso falso y amañado que deja muy, muy mal parada nuestra nación en la comunidad internacional.
Lo mismo ha pasado con el tema de la política antidrogas, porque el país tiene una cantidad de cultivos ilícitos nunca antes vistos, que se calcula en 300.000 hectáreas con una hoja de coca modificada que tiene más cosechas al año, y Petro todo el tiempo está intercediendo por la legalización de toda la cadena de narcotráfico. Entonces, yo creo que se raja también en el tema de relaciones internacionales.
VISIÓN: A nivel económico, el balance está enmarcado, según los expertos, por la caída de la inversión y una reactivación que no despega, aunque destacan el control de la inflación, el dólar y el déficit fiscal. ¿Qué podría decirnos acerca de lo que algunos analistas han llamado la "fobia antiempresarial” de Petro y cómo ha afectado la economía del país?
P.H.: Petro viene atacando los distintos sectores productivos y siempre se porta de una manera déspota con la clase empresarial. Él parece no reconocer que el crecimiento de las naciones se da cuando hay libertad de empresa y de mercado, que los empresarios son quienes generan riqueza. Por el contrario, todo el tiempo está generando inseguridad jurídica, cambiando las reglas de juego con estas reformas tributarias regresivas.
Colombia es uno de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) con más carga tributaria para las empresas, y en vez de aliviarlo, Petro agrava ese problema. Fuera de eso, el ataque a sectores estratégicos como el minero energético no ayuda a generar confianza y a que la economía avance.
La manera en que dice, por ejemplo, que “el sector de hidrocarburos es más dañino que la cocaína” o como se ha referido a distintos sectores empresariales ha hecho mucho daño.
Esto hace parte de la visión que ha tenido el comunismo, el socialismo, el progresismo o esta izquierda radical en toda América Latina. Este es un modelo que solo genera miseria, y nosotros vemos lo que pasó en su momento en Argentina, Cuba y Venezuela; Petro, pues, quiere llevar a Colombia por el mismo camino.
Eso tiene una enorme dificultad y es que la confianza es muy difícil de lograr, pero es muy fácil perderla, y él está llevando a que se pierda la inversión. Se cree que la inversión es solo la gran inversión extranjera, pero también es el señor que monta una tiendita, tanto interna como externa. Además, Colombia es un país de Mypimes; más del 90% de las empresas son micro, pequeñas y medianas empresas, y esas han sido las más golpeadas por la postura económica del presidente.
VISIÓN: El presidente Petro ha manifestado irrespeto por las instituciones; con la prensa ha tenido una relación de desconfianza y descalificación. ¿Cuál cree que es la razón de ese comportamiento del presidente?
P.H.: Lamentablemente, uno no puede olvidar que él proviene de una estructura criminal como es el M19. Parece que no se sintiera cómodo en un marco institucional, donde hay una Constitución, un Estado de derecho con unos pesos y contrapesos. Entonces, a él no le gusta que le lleven la contraria; el ministro que le lleva la contraria, como Alejandro Gaviria o José Antonio Ocampo, todos se tienen que ir.
Cuando alguna institución, como la Corte Constitucional o el Consejo Nacional Electoral, le lleva la contraria, inmediatamente sale a atacar y a descalificar a esa entidad. Ni se diga el trato que le ha dado a la prensa, refiriéndose a las periodistas como “muñecas de la mafia”.
Incluso, la FLIP (Fundación para la Libertad de Prensa) ha emitido muchos comunicados haciendo un llamado de atención a Colombia y al Gobierno por la forma en que trata a la prensa. “Ojo”, que la libertad de prensa habla mucho de la buena salud que tiene o no la democracia en un país. La prensa es un pilar fundamental dentro del sistema democrático.
Pero uno lo ve también con el ataque al Congreso: cuando no aprueban sus reformas, son unos mafiosos paramilitares los congresistas. Aquí hay una persona que se hizo elegir democráticamente para destruir la democracia desde adentro, para destruir los cimientos democráticos, para destruir la institucionalidad, para destruir la división de poderes, para destruir el Estado de derecho.
Ese cuento del golpe blando que él viene manejando es parte de lo que él hace para torcer el derecho, para usarlo políticamente y hablar de golpe de Estado para no responder por los delitos que presuntamente ha cometido en su campaña.
VISIÓN: ¿Considera que, si la izquierda subió al poder en Colombia, se quedará así como en algunos países de América Latina? ¿Cree en la posibilidad de la perpetuación de Petro?
P.H.: Que Dios nos ayude, pero lo cierto es que sí hay intentos de congresistas del Pacto Histórico, como Isabel Zuleta, que dicen que van a radicar proyectos para buscar la reelección. Ellos han hablado de Asamblea Nacional Constituyente, pero no haciéndola como aparece la Constitución, a través de un proyecto que hay que presentar al Congreso y votar, sino que ellos han dicho que se podrían valer del acuerdo de La Habana o el acuerdo con el ELN. Es decir, están buscando mecanismos para tratar de “torcer el cuello” a la Constitución sin pasar por los parámetros que la misma establece para hacer reformas.
Creo que, en parte, todo este caos y promoción de la violencia que viene usando el Gobierno puede ser para tratar de generar un Estado de excepción. Entonces, es muy probable que ellos hagan lo que se le hace a la guerrilla, que es combinar las formas de lucha para tratar de quedarse en el poder.
Considero que lo más importante es que, por encima de ideologías, todos los partidos, políticos, los ciudadanos, los empresarios y los académicos hagamos un acuerdo sobre unas líneas rojas que ni este ni ningún gobierno puede traspasar: la Constitución y la ley. Petro ganó, pero la Constitución no perdió. Colombia sigue siendo una democracia con un Estado de derecho, y creo que, por encima de partidos e ideologías, todos deberíamos defender eso.
VISIÓN: El panorama que estamos viendo es bastante complicado, y algunos colombianos tienen la percepción de que el país va por mal camino. Como precandidata presidencial, ¿cuál es su propuesta de país y cuáles son esos cambios que se necesitan con urgencia?
P.H.: Primero, le diría a todos los colombianos que yo sé que este es un momento muy complejo y muy retador para el país, pero no se derrota al que no se rinde y aquí nadie se ha rendido. Muchas personas votaron por Petro por cansancio, por hastío o por un anhelo genuino de cambio. Hoy muchos se dieron cuenta que este es un cambio en reversa y que esa no fue una buena decisión; a ellos los estafaron.
Hoy lo que tenemos que hacer es llamar a los que votaron y no votaron por Petro para que busquemos ese camino de país, no desde el radicalismo ideológico de izquierda o derecha, sino desde la sensatez. Colombia necesita seguridad, crecimiento económico, una reforma a la justicia para superar la impunidad que afecta a todos los sectores.
Asimismo, requiere avanzar en un Estado transparente, descentralizado, que rinda cuentas y le responda a la ciudadanía. Pienso que eso no tiene ideología; todos deberíamos llegar a unos acuerdos mínimos sobre esos puntos, sin radicalismo ideológico.
La otra cosa es que “dato mata relato”; la izquierda es muy buena para echar cuentos. Aquí tenemos que formular políticas con cifras y datos exactos: qué funciona y qué no funciona, para que hagamos los ajustes que tenemos que hacer.
Pero sabe que es lo más importante: yo le diría a los colombianos que estén tranquilos porque el país va a ser mucho mejor después de Petro, porque él nos está obligando a varias cosas importantes. La primera, a unirnos a pensar en el país por encima de ideologías y partidos. La segunda es que nos está obligando a dar debates de fondo sobre temas que antes no discutíamos: sobre el modelo económico, sobre cómo podemos hacer una política social robusta, revolucionaria, sobre lo que tenemos que hacer para mejorar un sistema de salud y pensional.
Porque, además, ahora que vemos el riesgo de perder la democracia y la libertad, sabemos que esta tiene que ser una lucha diaria. Siempre le digo a las personas que a uno le pasa con la democracia y la libertad lo mismo que con la respiración: uno se da cuenta de lo importante que es respirar cuando se asfixia. Hoy, con esta situación, sabemos lo que vale vivir en un país con democracia y libertad, pero también entendemos que recuperarla es muy difícil. Nadie escarmienta en cabeza ajena.
Nosotros teníamos el espejo de Venezuela, Nicaragua, Cuba, y no quisimos entender. Hoy nos está tocando vivirlo en carne propia; creo que eso nos va a servir para ser mejores y que el país crezca. Entonces, tengo toda la fe de que lo vamos a lograr y que vamos a dejar las divisiones atrás y construiremos esa Colombia posible; estoy segura de eso.