Migración: Un problema complejo

La aprobación de la ley Laken Riley, como un homenaje a la joven de 22 años, estudiante de enfermería que fue asesinada por un inmigrante venezolano indocumentado en un campus universitario en Georgia, se convirtió en el detonante que motivó al gobierno de Trump a lanzar las redadas antimigrantes en todos los Estados Unidos.

La migración y la garantía de las libertades individuales y colectivas fueron la base en la que se fundamentó el desarrollo de los Estados Unidos de América desde su fundación como nación hace más de 200 años. Paradójicamente, y visto desde Latinoamérica, es precisamente lo que hoy combate el gobierno del presidente Trump.

El problema es complejo; el país necesita mano de obra barata para las cosechas y aquellos trabajos que los locales no realizan, pero no está obligado a solucionar los problemas que ocasionan las dictaduras comunistas y las débiles democracias latinoamericanas, que destruyen las condiciones de vida de sus ciudadanos y los obligan a buscar oportunidades donde las hay, es decir, al norte.

La responsabilidad del gobierno estadounidense es con sus ciudadanos; no tiene ninguna obligación con los inmigrantes ilegales. Esto se veía venir, en la medida en que algunos indicadores del rebusque diario en países latinoamericanos, como limpiar vidrios de autos y vender productos en los semáforos, o ocupar el espacio público con cambuches, comenzaron a ser parte del paisaje en algunas ciudades estadounidenses, producto del aumento de la inmigración ilegal.

El Foro de São Paulo, fundado por Fidel Castro, y que de manera absurda acaba de emitir un comunicado condenando al presidente salvadoreño Nayib Bukele por acabar con las pandillas que tenían secuestrado al país, mientras destaca a Cuba, Venezuela y Nicaragua como modelos de democracia a seguir en el continente, tiene mucha responsabilidad en todo esto.

Junto con los inmigrantes ilegales, ingresan delincuentes de alta peligrosidad que terminan por crear zozobra y desestabilización, como es el caso del Tren de Aragua, organización delincuencial transnacional venezolana, o el joven de 27 años que asesinó a Laken Riley cuando ella se opuso a ser violada. Él ya tenía dos anotaciones anteriores por delitos menores. Esto hizo pensar al gobierno estadounidense que, si lo hubieran deportado en su momento, Laken estaría viva.

La decisión del gobierno de Trump de habilitar la cárcel de Guantánamo, en Cuba, para encerrar a inmigrantes peligrosos, es quizás la medida que mayor temor produce en el colectivo y se convertirá en el muro de contención que desmotivará a muchos latinoamericanos a no aventurarse a cruzar la frontera de forma ilegal.

Author

Jorge Barros

Periodista colombiano especializado en temas políticos y económicos. Escritor y director de la revista VISIÓN desde el año 2002.