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La intertextualidad del cine actual

¿Cómo se puede crear algo original, si básicamente ya todo está escrito? ¿Cómo podemos sobresalir con una historia sin referirnos a algo previamente escrito o narrado?

Podría asegurar que es casi imposible, especialmente si tenemos en cuenta que habitamos un universo donde la intertextualidad poco a poco se convierte en la reina absoluta de la nueva verdad, cada día es más difícil realizar hallazgos creativos que marquen la diferencia, especialmente en el mundo cinematográfico.

Ese paradigma de felicidad que solía inundar a los guionistas y directores, ha ido desapareciendo para dar paso a la conquista de los objetivos, olvidando la emoción que se experimenta al escribir una historia original y sorprendente. La única y más importante preocupación para el escritor y el director debe resumirse en enfocarse en la satisfacción que pueden causar en el espectador.

Los demás objetivos pasan a ser responsabilidad de los productores, asesores legales y administradores del proyecto fílmico.

Hoy en día la felicidad que produce una película, dura lo que dura la misma. No existen guiones inteligentes que capturen la atención total del público. Los patrones que vemos son exactamente iguales entre una y otra de las nuevas películas y series.

Los mismos patrones, parecen ser los eternos protagonistas en la actualidad del cine mundial. Mas de lo mismo, blancos buenos, negros malos, o a la inversa, heterosexuales exitosos o fracasados, homosexuales exigiendo ser tenidos en cuenta, no hay giro en los personajes, mucho menos en las historias, todo es predecible, y pareciera que estamos viviendo la demonización de los personajes. Pasamos dos horas o mas viendo una película o serie muy anunciada, y su final no alcanza para pagar la entrada al cine o la suscripción de una plataforma.

El pensamiento crítico agoniza y solo sobreviven millones de personas que buscan tener la razón y así sobresalir entre los más tontos, gente sin criterio y sin personalidad que se pasea por las redes sociales, un gigantesco mundo donde el más ignorante puede lucir como el mejor, usando miles de filtros y poniendo en práctica la amplia gama de la intertextualidad, apoyándose en la tecnología cada día más fácil y rápida. Nos cambiaron el consumo material, por el consumo emocional y no nos dimos cuenta cuando pasó.

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"Hoy en día no existen guiones inteligentes que capturen la atención total del público": T.G
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"Esperemos que la ausencia de público en las salas de cine permita la entrada de las verdaderas historias, hechas para los que amamos los temas más complicados y profundos": T.G

En la actualidad la industria de la publicidad nos incita a vivir experiencias, aparentemente es mas importante pagar por experiencias que comprar una casa o un auto, al menos es lo que han logrado implantar en la mayoría de las dos últimas generaciones . Con el cine pasa lo mismo, a la gente promedio le gusta sentarse en la comodidad de la sala de su casa o en la cama en su habitación, ordenar comida a través de cualquier aplicación, beber, drogarse con libertad o simplemente ver una película para no sentirse solos. No les gusta salir al frío o la lluvia, hacer una fila y comprar los boletos, luego otra fila para ordenar la comida y finalmente sentarse en una silla menos cómoda que su sillón o su cama, junto a más de 150 personas en ocasiones, esto no les gusta, y tampoco lo identifican como vivir una experiencia, no importa si la sala de cine cuenta con la tecnología más avanzada en sonido, efectos, clima, pantalla ultra digital, comida deliciosa, y sana distancia en estos tiempos de pandemia.

La gente no quiere ir al cine porque no hay películas que logren atrapar su atención, en el fondo saben qué saldrán decepcionados de esa sala de cine, y con menos dinero en su bolsillo, por lo tanto prefieren vivir su experiencia en casa, con amigos, familia, la pareja, los hijos o solos.

Ir al cine solía ser una de las más bellas experiencias, era normal encontrarnos con más de 15 estrenos de grandes películas al mismo tiempo, sabíamos que podían pasar tres meses y estarían allí en cartelera, por lo tanto quien quisiera, armaba una agenda semanal durante esos noventa días de nuevos títulos. Algunas se veían en familia, otras con amigos, y un buen número en pareja, por supuesto que era toda una experiencia para quienes podían darse esos pequeños lujos en tiempos atrás cuando pocas veces te encontrabas con una mala película. Ahora no hay opciones, no pasa nada.

Los grande estudios de cine, invierten 100 o 200 millones de dólares en una película de cómic y se sientan detrás de su éxito a ver cómo su inversión recauda mil millones en el mundo, sin importarles si esa producción realmente dejo algo interesante en el público, ellos saben que solo adornaron una historia muy mala con lo mejor de la tecnología y efectos especiales.

No les interesa un rodaje de cinco millones de dólares, mucho menos de uno, y es en esas producciones, donde el 80% del tiempo encuentras grandes historias, muy parecidas a las que realizaban Humphrey Bogart, James Cagney, Cary Grant, Katharine Hepburn, Truffaut, Woody Allen, dirán que ellos tenían mayor presupuesto, pero si buscamos en todos los catálogos posibles, vamos a encontrar guiones impactantes que definitivamente nos llevaran a vivir una gran experiencia cinematográfica, el problema es que no las pasan en cualquier sala de cine.

El buen cine tiende a morir sin duda alguna, por un lado todo se ha convertido en una gran producción aunque no tenga una fantástica historia, y por el otro lado, no hay lugar para pequeñas creaciones donde realmente encontrarás historias diferentes, cautivadoras, esas que nos dejan con ganas de más.

Cuando quieres hacer una historia que sabes es increíble, la batalla que se inicia es agotadora, desde conseguir el dinero, convencer el casting, encontrar la distribución, lograrlo ya es un milagro.

Esperemos que la ausencia de público en las salas de cine permita la entrada de las verdaderas historias, hechas para los que amamos los temas más complicados y profundos desde nuestro gusto y opinión, sería el panorama ideal, y así habrá cine para todo tipo de público, convirtiendo nuestras experiencias en eso, Experiencias propias, no a las que nos obliga el frívolo mundo de la publicidad y las redes sociales.

Fotografía: Mauricio Vélez

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Author

Tata Guzmán

Empresaria desde sus inicios hace más de 20 años. Guzmán es directora de TGC Production House en Estados Unidos y Colombia. Asimismo fundó la compañía Open Mind Enterprise, la cual fue galardonada durante cuatro años con el premio Thumbtack como la mejor compañía de producción de la Florida.

Dirige todo su esfuerzo y creatividad hacia el mundo cinematográfico, su verdadero objetivo profesional. Ha trabajado en diferentes países como Colombia, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Uruguay, México e Italia, entre otros.